Uno de los múltiples libros que me regalaron en los pasados reyes fue el que acaban de leer en el título de este post, Lo que me queda por vivir de Elvira Lindo. Ha decir verdad, siempre fui una ferviente seguidora de las aventuras de Manolito Gafotas, que también fue escrito por las mismas manos. Luego, con los años, me aficioné a leer las columnas que Elvira Lindo escribía y escribe en diarios como El País. Tengo que confesarlo, me encanta esta mujer, por eso decidí apuntar en mi lista de posibles regalos este libro. No les voy a mentir, tenía ciertas dudas, siempre he sido lectora de novela histórica y los cambios me perturban, pero en esta ocasión las dudas se disiparon en un abrir y cerrar de ojos, a penas tardé unos días en leérmelo, lo que pasa que entre trabajos y exámenes no había tenido tiempo de dedicarle un post. Lo que tengo claro es que entre mis próximas adquisiciones estará su nuevo libro Lugares que no quiero compartir con nadie.
La valoración es muy buena, no sé si se trata de un libro autobiográfico o si simplemente la imaginación de la escritura llega a límites insospechados, pero lo que sí es cierto es que hace que te traslades al lugar de la protagonista, con una vida llena de vaivenes, madre, hija de su propio hijo, esposa a ratos, amante a destiempos y periodista con horarios extravagantes. Quizás sea su profesión lo que más me ha llamado la atención jaja. Ya saben, no me gusta desvelar demasiadas cosas de los libros, sólo hago recomendaciones y, si se animan a leerlo, no duden en compartirlo conmigo a a través de un comentario.
Ahora mismo estoy metida en la lectura de El sueño del celta de Mario Vargas Llosa, ya tendrán noticias.
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Saludos!
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