Hace cuatro años que escribí en este mismo blog la entrada “mamá, quiero ser periodista”. Era septiembre, mi habitación estaba llena de maletas y la adolescencia empezaba a abandonarme. Hacía ya tiempo que había decidido cuál quería que fuera mi futuro. Siempre fui una niña con las ideas claras y como me suelen decir, bastante tozuda. No recuerdo bien cuándo decidí que quería ser periodista, sólo sé que fue justo después de mi desencanto con las matemáticas. Hasta ese momento quería ser profesora de esta materia. La verdad es que no sabía muy bien lo que significaba ser periodista, pero me atraía eso de ver a señores con corbatas en la televisión. Además, gracias a mi madre, me crié escuchando la radio, aún recuerdo cómo jugaba a las muñecas en el comedor, mientras mi madre fregaba y sonaba por toda la casa la sintonía de Cadena Dial. Los periódicos los descubrí en el bar de mi padre, por cuestiones que no vienen al caso, pasé gran parte de mi infancia metida en la despensa de la cocina de un bar, ahí aprendí a leer, a escribir y empecé a ojear periódicos, esperando a que mi padre me dejara salir a la barra, a eso de las tres de la tarde cuando el alboroto había cesado, para disfrutar de un buen polo cortesía de alguno de los rezagados que aún seguían en el bar viendo “el parte”.
Así, fueron pasando los años hasta que, no con poco esfuerzo, pude matricularme en Periodismo. Esto implicó irme de mi casa, comenzar una nueva vida, y tan nueva, en otra isla y empezar a vivir eso que llaman la vida universitaria. Si tuviera que volver a escribir “mamá, quiero ser periodista” haría algo totalmente diferente, no sería tan drástica ni pesimista, pero supongo que era el contexto y la edad los que me hacían escribir de esa manera. Sin embargo, hay un fragmento de esa entrada que me gustaría recordar:
Periodismo me espera. Llena de curiosidad, de ilusión, de ganas por comenzar esta carrera que desde que tengo uso de razón me ha despertado cierto interés, por no decir, mucho interés. De ahí el título de mi post “mamá, quiero ser periodista”. Sueño con algún día llegar a ser una profesional, vivir de lo que me gusta, escalar y escalar llegando a conseguir todas mis aspiraciones y plantar cara.
Puedo decir que mi sueño está cumplido a medias, ya soy periodista, lo he conseguido, ahora sólo me queda luchar y demostrar que no me equivoqué en la elección de mi profesión. No sé dónde será, ni cuando, pero lo haré.
En cuatro años la vida ha cambiado, en el camino me he encontrado con gente que comenzaron siendo compañeros y que, a día de hoy, puedo decir que son amigos. Grandes amigos. Además de muchas otras personas, que no eligieron los mismo estudios que yo, pero que por otras razones han coincidido conmigo en estos años y ahora forman parte de mi vida. Otros, en cambio, han salido de ella.
Aunque la situación no acompañe para salir a flote, lo he conseguido, cuatro años han sido suficientes para madurar, crecer, saber lo que quiero en mi vida y lo que no y demostrar que, aunque muchas veces los envites de la vida te hagan flaquear, puedes seguir hacia delante y puedes alcanzar tus metas.
Otro capítulo más se cierra, pero se abren muchos otros, seguimos.
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